Description
Desde el inicio del tiempo, el hombre ha sentido admiración y en ocasiones incluso temor por las creaciones y manifestaciones de la naturaleza, impactándole sus tonos, formas, texturas, consistencias y sonidos. De esta forma, hay que remontarse 3000 años a. C. para encontrar en el Paleolítico, específicamente en los períodos auriñaciense y magdaleniense, las primeras pinturas rupestres, en las que el hombre trata de plasmar las imágenes del medio que le rodea, ya sea por razones mágicas o simplemente decorativas, pero siempre interesado por la reproducción de este sinnúmero de maravillas naturales.
De esta manera, se puede decir que la fotografía es una imagen del mundo obtenida con un poco de ayuda del hombre. En realidad, el hombre no interviene en el trazo de las formas o en la elaboración de los colores, las cuales son enteramente creación de la naturaleza, y que tardaron millones de años en crearse. El hombre se limita a utilizar un aparato con el cual puede captar una cierta escena, que posteriormente, con el uso de emulsiones químicas, materiales fotosensibles o algún sensor fotosensible, quedará plasmada ya sea en película, en papel o en algún tipo de memoria, para poder disfrutarla tantas veces como se desee.
Todo esto se dice fácil, sin embargo, tuvieron que pasar varios siglos y fue necesario amalgamar los numerosos esfuerzos de decenas de hombres antes de que se pudiera crear la primera fotografía.
En la actualidad, es muy común hablar de la fotografía digital, naves espaciales, submarinos nucleares, teléfonos inteligentes, computadoras, rascacielos, relojes digitales, iPad, etc., pero en la mayoría de las ocasiones no se conoce el arduo proceso que se tuvo que generar para la creación de los incontables avances científicos que hacen más fácil y cómoda la vida del hombre.
Entrando de lleno al tema que nos atañe, es necesario conocer los diferentes hallazgos que se tuvieron que conjuntar para poder tomar una fotografía.
De esta manera, se puede decir que fue necesario amalgamar dos fenómenos. Uno de ellos es un fenómeno óptico, regido por las leyes de la física, y el segundo es un fenómeno químico o digital.